jueves, 8 de noviembre de 2012

¿QUE SON LOS SERVICIOS ENERGÉTICOS?

PARTE I: 
EL CONTRATO DE SERVICIOS ENERGÉTICOS NO ES ALGO NUEVO, EL CONSUMO DE ELECTRICIDAD SE HACE A TRAVÉS DE ESTE TIPO DE CONTRATO.

Asistir al nacimiento de un nuevo producto o servicio y ver como va generando un mercado en torno a el es siempre algo apasionante.

Una de las tareas mas importantes a la hora de acelerar la penetración de un nuevo producto o servicio, es darlo a conocer, hacerlo entendible y resaltar sus atractivos para que sean fácilmente perceptibles por los potenciales clientes y beneficiarios.

Es por ello que hoy me dispongo a explicar en qué consisten los SERVICIOS ENERGÉTICOS como una pieza fundamental en el objetivo de la penetración de las energías renovables en nuestra vida cotidiana como consumidores de energía.

Para ello voy a empezar hablando de los contratos de servicios energéticos aplicado a lo convencional, la energía procedente de los combustibles fósiles.

En un hogar, en un negocio o en una industria, se necesitan varios tipos de energía para que éstos funcionen. Amén de la energía que las personas consumimos en nuestro devenir vital, existen dos formas de energía de las que necesitamos abastecernos desde el exterior:

  • Energía eléctrica
  • Energía térmica

Si observamos la forma en que nos aprovisionamos y pagamos por el abastecimiento desde ambas fuentes vemos claras diferencias:

  • Energía eléctrica:
    • Pagamos por unidad de energía consumida
    • Pagamos una cuantía fija en concepto de alquileres y disponibilidades
    • Por lo general, si nos encontramos en un nucleo urbano, no tenemos que pagar por infraestructuras especiales ni tenemos ningún equipo en propiedad. (La mayor parte de los centros de transformación son propiedad y responsabilidad de la compañía eléctrica.)
  • Energía térmica (calor o frío):
    • Pagamos no por energía sino por combustible.
    • Por lo general debemos afrontar las inversiones en los equipos de generación de calor o frío.
    • Por lo general debemos correr con los gastos de MTO y averías de los equipos de generación de calor y frío.
    • Si el combustible es almacenado en depósitos debemos anticipar el pago de toda una carga, mientras que el consumo lo haremos a futuro (stocks).

Si se observa con detenimiento, existe una diferencia fundamental entre ambos modelos de aprovisionamiento energético.

  • Un consumidor de electricidad, paga fundamentalmente por electricidad, es decir, por energía neta consumida, y paga sólo cuando ya ha consumido dicha energía.
  • Un consumidor de energía térmica, por lo general, paga por combustible almacenado cuando lo almacena, por la amortización de los equipos que convierten el combustible en calor/frío, por el mantenimiento de dichos equipos y por las averías de dichos equipos.

Evidentemente, las causas de esto son dos:

  • La tradición heredada del uso de combustibles difícilmente gestionables para la obtención de energía térmica.
  • La alta dificultad técnica y económica de establecer redes de distribución de combustible hasta los puntos de consumo.

En la comparación que hemos hecho, podríamos decir que el contrato del aprovisionamiento eléctrico es un contrato de SERVICIOS ENERGÉTICOS.

Podríamos empezar diciendo que en un contrato de SERVICIOS ENERGÉTICOS un cliente paga por la energía consumida o en función de esta, siéndole a éste invisibles los gastos de amortización, MTO, averías, etc, de las infraestructuras necesarias para obtener dicha energía, los cuales ya están contemplados dentro del propio precio de ésta. La forma en que se determine la variabilidad de dicho precio, establecerá cómo la empresa de servicios energéticos asume los riesgos técnicos y económicos del contrato.

Y hete aquí que nos surge la siguiente pregunta:

¿Cabría la posibilidad de implementar este modelo de Servicios Energéticos para la obtención de energía térmica?

La respuesta es SI.

El problema es que no interesa, y cuando digo que no interesa, me refiero a los grandes actores del mercado energético nacional, dícese, los grandes proveedores de combustibles fósiles (gas natural, gasoleo, propano, carbón, etc).

Según el modelo actual de suministro de energía térmica, el referido en las lineas anteriores. El proveedor de energía tan sólo se encarga de proveer combustible, siendo el usuario final el responsable de costearse los equipos de aprovechamiento y transformación de la energía (calderas), así como de pagar las ineficiencias o pérdidas energéticas de sus instalaciones. El gran proveedor de combustible tan sólo debe preocuparse de que el combustible llegue a destino (transporte) y de actualizar sus tarifas en función de la demanda (o sea, de subirlas cuanto mas combustible se necesita, y de bajarlas un pelín cuando la demanda sea menor). 

Además, en muchos casos, el proveedor cobra al contado el combustible, sin que el cliente haya podido hacer uso todavía de la energía que necesita. Mención a parte es que encima el consumidor debe fiarse de que lo que le están suministrando en litros, kg o metros cúbicos, realmente contiene la energía que el necesita. Que nadie piense que todos los m3 de gas producen la misma cantidad de kWh, sin embargo, en nuestra factura de gas, gasoleo, carbón o lo que sea, el precio no se ajusta a la calidad del material comprado.

Con el BOOM de las energías renovables de los años pasados, hemos asistido a la implantación de  grandes cantidades de instalaciones fotovoltaicas, eólicas, térmicas, etc en muy diversas ubicaciones. 

Todas estas implantaciones han tenido en sus motivos un doble trasfondo económico-ambiental.

El plan inicial era facilitar la competitividad de la generación de energía a partir de fuentes renovables mediante el fomento de una alta producción de generadores (placas solares, molinos, calderas...) que permitiesen una progresiva reducción de los costes gracias a las economías de escala.

Esto se ha conseguido (87,5% de reducción de coste de los paneles fotovoltaicos en 6 años) mediante la prima de la producción de energía por estos medios renovables.

No obstante, a día de hoy, todo el sistema de subvenciones e incentivos a las energías renovables está muerto y aplastado tanto por la crisis financiera como por los intereses oligopolísticos de los grandes proveedores de energía de nuestro pais.

A pesar de todo ello, la generación renovable tiene futuro, y lo que es mas importante... tambien tiene PRESENTE!. Y ello gracias a los CONTRATOS DE SERVICIOS ENERGETICOS.

... continúa en la PARTE II.

martes, 6 de noviembre de 2012

LA BIOMASA NO CONTAMINA


Cuando me toca hablar de la biomasa ante el gran público, me encuentro muchas veces con la misma pregunta de mis interlocutores, ¿por qué decimos que “la biomasa no contamina”?, sobre todo teniendo en cuenta que en su combustión se producen gases o “humos”, y que en el subconsciente colectivo, el humo está asociado a la contaminación.


Antes de nada aclararé que nos referimos en este capítulo a la biomasa quemada o combustionada con el objeto de producir calor a través de agua caliente, vapor de agua, aire caliente, etc…

Dicha biomasa procede siempre de un vegetal, sea de la parte leñosa de determinadas plantas (astillas o pellets de madera), del fruto de otras plantas (cáscara de almendra, hueso de aceituna, etc), o incluso de residuos de compost como los procedentes de la industria del champiñón.

Cuando dicha biomasa es quemada se liberan una serie de residuos que son en su mayor porcentaje in-quemados, cenizas, CO2 y agua.

La mayor parte de las cenizas e in-quemados se quedan en el hogar de la combustión por su propio peso. Si bien una pequeña parte de los in-quemados y cenizas tienen un peso tan bajo que son transportados por el aire caliente y los gases de la combustión, la normativa Española respecto de las calderas de combustión obliga a la instalación de filtros que eviten la salida de partículas al exterior, por lo que podemos decir que los humos procedentes de la combustión de biomasa en calderas contienen una cantidad insignificante de partículas sólidas.

El agua procedente de la combustión se convierte en vapor de agua, el cual es completamente inocuo en lo que a contaminación se refiere.

Esto nos deja sólo al CO2 (dióxido de carbono) como único potencial residuo contaminante. El CO2 es un gas presente en la atmósfera terrestre y en el aire que respiramos, en una proporción del 0,035% en volumen.

Pero antes de continuar vamos a definir o fijar un concepto previo, a mi juicio, MUY RELEVANTE.

¿Qué es contaminar?. (damos por hecho que todos comprendemos el concepto, pero resulta muy difícil encontrar a quien lo sepa acotar).

Para el caso que nos ocupa baste decir que contaminar un medio o hábitat consiste en alterar su composición hasta el punto de hacerlo intolerable para los seres vivos que lo habitan.

El ser humano y el resto de seres vivos “terrestres” viven en un hábitat dotado de una atmósfera con la siguiente composición 


y a una temperatura determinada. Una modificación drástica de estos valores supondría la in-habitabilidad del medio para gran cantidad de seres vivos. Imaginémonos el efecto devastador que sobre el oso polar tendría el incremento de la temperatura en su hábitat, o como quedaría el ecosistema de un río si incrementásemos los niveles de oxígeno en el agua de éste.

Dicho esto, el verter CO2 procedente de la combustión, podrá considerarse contaminación sólo si esto contribuye a un incremento significativo de los niveles de éste gas en la atmósfera. Si esto es así el resultado puede ser el envenenamiento de la atmósfera, y mucho antes de llegar a este punto, el famoso efecto invernadero, provocado por la captura y retención del calor en la atmósfera y causante del incremento de la temperatura de ésta y de los cambios climáticos que pueda acarrear.

Entonces, si hemos dicho que la combustión de la biomasa produce CO2, y que el incremento de la concentración de dicho gas en la atmósfera es un efecto contaminante, ¿cómo podemos decir que la combustión de biomasa no es contaminante?.

Pues muy sencillo, esto es así porque la quema de biomasa o combustibles vegetales no contribuye al incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera.

¿Y por que no?.

Pues porque el CO2 que resulta de la combustión de las plantas es el mismo que éstas, durante su crecimiento, han ido absorbiendo del aire que las rodea, pudiendo éste ser empleado de nuevo para el crecimiento de nuevas plantas. De esta forma, el balance de CO2 en la atmósfera al final del ciclo, es neutro.


Y ya que estamos, ¿por qué no ir un poco mas allá y explicar por que la combustión de los combustibles fósiles si contamina la atmósfera incrementando los niveles de CO2?.

Pues vamos allá.

Antes de nada debemos ver cual es la procedencia de estos combustibles fósiles (carbón, gasolina, gasóleo, gas natural, gas propano, gas butano, etc…).

Estos combustibles se extraen o refinan de productos extraídos de depósitos que se localizan generalmente a gran profundidad en la corteza terrestre.

¿Y como se originaron dichos combustibles?.

Pues hombre, esto es harto complejo de explicar con exactitud, pero para el propósito actual baste decir que el origen de estos combustibles es orgánico y que proceden de residuos de organismos que vivieron hace millones de años y que tras morir se fueron acumulando en el fondo de los lechos marinos y cuencas lacustres.

Hace millones de años, la atmósfera en la que ahora vive el ser humano no era ni parecida a la actual. Se trataba de una atmósfera con una altísima concentración de CO2 y otros gases altamente tóxicos para la vida tal y como la conocemos en la actualidad. Gases que provenían en su mayor parte de las numerosísimas erupciones volcánicas que sembraban la corteza terrestre.


Aunque dentro de este caldo nocivo la vida no era imposible, sólo distinta.

En una atmósfera rica en CO2, los primeros seres vivos desarrollaron la capacidad de alimentarse de dicho CO2, incorporándolo a su organismo. A la muerte de dichos seres, este CO2, tras ser extraído de la atmósfera, se iba depositando e incorporando a la corteza terrestre. En el transcurso de millones de años, la actividad volcánica fue atenuándose, y la acción de los organismos “comedores” de CO2 fue reduciendo los niveles de CO2 en la atmósfera hasta aquellos en los que el desarrollo de la vida tal y como la conocemos es posible. Es precisamente de los restos de los organismos que fagocitaban el CO2 de la primitiva atmósfera, de los que proceden los combustibles de origen fósil.
Por lo tanto, cuando quemamos estos combustibles, estamos devolviendo a la atmosfera un CO2 que llevaba “atrapado” millones de años y que procede de una primitiva atmósfera en la que ni el ser humano ni el resto de la mayoría de los actuales seres vivos hubiera podido desarrollarse ni existir.
Al ritmo al que en la sociedad actual se están quemando dichos combustibles fósiles, resulta imposible que el conjunto de la masa vegetal del planeta pueda metabolizar dicho CO2 para extraerlo de ésta y mantener estables los niveles de este gas. Por tanto, al contrario de lo que ocurre con la combustión de la biomasa, podemos aseverar que la quema de combustibles fósiles contribuye a la contaminación de la atmósfera como parte de nuestro hábitat y del de todos los seres vivos con quienes convivimos.



domingo, 17 de junio de 2012

EL COMBUSTIBLE DE NUESTROS ABUELOS


"En biomasa, la tecnología nos sirve para dar sentido al combustible de nuestros abuelos en nuestro mundo y en el de nuestros nietos."


En la bellísima Alcarria de Guadalajara, mis suegros, Faustino Carbonero y Ana María Taravillo, regentan el bar mesón Taravillo en la plaza del Toril nº 1 de la bucólica villa de Budia.

Además de poder disfrutar de los inigualables cocidos y comidas de Ana Mari, foráneos y locales pueden disfrutar en el Taravillo del calor hogareño de un local intemporal. Calor que en verano lo pone el inclemente sol de la meseta y que en invierno lo pone la metálica y discreta estufa de leña que diariamente alimenta Faustino con los troncos que sube de la leñera todas las mañanas y tardes.

Cuando le pregunto a Faustino por el trabajo que da la estufa, encoge los hombros y afirma que es una mas de las muchas tareas de regentar el bar… en sus propias palabras, “no es na!, mucho mas trabajo me cuesta ganar el dinero con el que tendría que pagar el gasóleo… ese si que está caro!.”

Hace no mas de 50 años (yo hoy calzo 37), toda la villa de Budia y por extensión, casi toda la Alcarria, se calentaba con leñas del monte en los fríos inviernos, y en los veranos, los bosques se hallaban limpios de ramas que ardieron de forma segura en chimeneas y estufas el invierno anterior. Hoy no hay hogar (salvo el estupendo mesón y cuatro sitios mas) que no tenga una caldera de gasóleo; y no hay bosque que no esté hasta arriba de restos de ramas y maleza seca que los convierte en auténticos polvorines. De esto en Guadalajara saben un rato pues hace no mas de 7 años un enorme incendio se llevó por delante 10.352 hectáreas de superficie vegetal y la vida de 11 miembros del retén forestal.

Dentro de los muchos usos que la biomasa tiene como combustible, uno de ellos, quizás el mas popular y cercano, es la generación de calor para la climatización de edificios residenciales, comunidades de vecinos, calefacción de distrito, residencias de ancianos, hoteles, balnearios, spas, piscinas, etc.

El gran reto para permitir el acceso a la energía de la biomasa para dichas aplicaciones ha sido la simplificación de la gestión del combustible. Lo que antes suponía la alimentación manual de estufas y calderas de leña con los incómodos y pesados tarugos que a su vez habían de ser almacenados, ahora se soluciona con sencillas configuraciones de silos, tornillos sin-fin, parrillas móviles, recogidas automáticas de cenizas, paquetización del combustible, sistemas de monitorización remota y un largo etc, de pequeños y sencillos inventos que cada día hacen mas sencilla la gestión del combustible de biomasa y mucho mas atractiva esta opción ante los insufribles precios de los combustibles de origen fósil.

Hoy ya disponemos de todo lo necesario para salir a competir no sólo en precio, sino también en confort y facilidad de gestión con los combustibles fósiles habituales.

A diferencia de los combustibles como gasóleo y gas, en biomasa se disponen de múltiples fabricantes y distribuidores inmersos en una feroz competencia por ofrecer el mejor producto, al mejor precio y con el mejor servicio, lo cual permite una estabilidad en el propio precio del combustible y una garantía en la calidad de dicho producto.

Los servicios de suministro y gestión se llevan a cabo desde las propias distribuidoras o desde las empresas de Servicios Energéticos ESEs,  desde un punto de vista de “servicio integral”, que incorpora no solo gestión del combustible, sino también, mantenimiento, seguros, garantía total de equipos e incluso las propias inversiones necesarias en calderas o equipos. De esta forma se consigue que el cliente final se vea completamente liberado de gestiones aparentemente engorrosas que le permitan acceder a una energía mas limpia, económica e interesante para el desarrollo local.

Las calderas de biomasa para la producción de agua caliente, vapor, fluido térmico o del tipo que sean, son equipos completamente automatizados y programables, con rendimientos muy elevados y fiabilidades por encima de los equipos habituales de gas y gasóleo; y garantía de esto, es que fábricas y procesos industriales como conserveras y lavanderías sustentan su proceso productivo (ininterrumpible y continuado) en calderas de biomasa como única fuente de suministro de energía térmica.

Así pues, hoy ya podemos volver a calentarnos con la energía que usaban nuestros abuelos, no sólo con tarugos de leña, sino también con pellet, astilla, cáscara de almendra triturada, hueso de aceituna, sarmiento y un largo etcétera de lo que hasta ahora eran residuos y hoy por fin vuelven a ocupar su lugar en el complejo objetivo de mantener el suministro energético que necesitamos para nuestro desarrollo. Y desde luego, sin arruinarnos, sin destrozar el hogar de nuestros hijos y sin hipotecar la economía de nuestro país.

Mientras tanto, en Budia, en su pequeño mesón, Ana Mari y Fausti seguirán haciendo uso del aplastante sentido común de la gente sencilla y práctica y calentarán a sus comensales con su magnífico cocido de garbanzos y con su metálica y discreta estufa de leña.


Buen día a todos 8).